Cabecera: Vamos a hacer el agosto con la nostalgia más impúdica. Salimos huyendo tan rápido de la rutina que nos trajimos solo de depósito el disco duro del portátil. Así que nos vamos a pasar el verano escuchando música que podríamos llamar antigua, subjetiva y objetivamente. Y en un ejercicio de reciclaje patético, vamos a mantener el chiringuito abierto hablando brevemente (nunca más de 30 líneas) de discos que en su día machacamos y que hacía mucho tiempo que no oíamos. Se nos verán las vergüenzas, pero a quién le importa en esta época de verbenas y barbacoas, ¿no? De etiqueta aglutinadora, un chiste malo marca de la casa pero refrescante: Tinto de Fiasco!!
Escucharlos ahora me trae al paladar un regusto amargo. Me hago cargo, sin embargo. Quiero decir, que es cosa mía, no de los Reigning Sound. Es escucharlo y me recuerda a las largas sesiones de Reigning Sound en El Tubo, con Patxeko apareciendo por el rincón, tamborileando una batería imaginaria y gaseosa.
El que tengo en el portátil es el Shattered, así que he vuelto a escuchar este. Si no conoces a los Reigning Sound, que me cuesta creerlo, te lo resumo: son más o menos un invento de Greg Cartwright, el de los Oblivians, hacían un garage rock preciosista y cautivador, acaban de decir adiós y los Paniks tienen una versión de ellos. No te hace falta saber mucho más para pincharlos y disfrutar.
Shattered lo sacaron en 2014. Cartwright cambió la alineación pero todo seguía igual: menos fuzz y más melodía. Mucho órgano y acercándose al soul y al R&B. Algo así. Tenían una buena colección de canciones aquí, como tuvieron en sus discos anteriores y yo muchas opciones para elegir, pero aunque no elija mi canción preferida del álbum, la que siempre me ha emocionado más es esta "Never Coming Home". El bajo parece que palpita, los versos oscilan, la voz de Cartwright parece un coche en línea recta que ni huye ni persigue ni llega ni se va.
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