Cabecera: Vamos a hacer el agosto con la nostalgia más impúdica. Salimos huyendo tan rápido de la rutina que nos trajimos solo de depósito el disco duro del portátil. Así que nos vamos a pasar el verano escuchando música que podríamos llamar antigua, subjetiva y objetivamente. Y en un ejercicio de reciclaje patético, vamos a mantener el chiringuito abierto hablando brevemente (nunca más de 30 líneas) de discos que en su día machacamos y que hacía mucho tiempo que no oíamos. Se nos verán las vergüenzas, pero a quién le importa en esta época de verbenas y barbacoas, ¿no? De etiqueta aglutinadora, un chiste malo marca de la casa pero refrescante: Tinto de Fiasco!!
Probablemente, de entre los discos internacionales que han entrado en casa en los últimos tiempos, este ha sido el que más efecto ha tenido, que con ello quiero decir que se ha quedado con nosotros para siempre, como uno más de la familia, haciendo que la música que contiene se convierta casi en un telómero de nuestros cromosomas.
Y es que mi hija tenía meses cuando la cogía en brazos y bailábamos el "Hold On" en nuestra pequeña sala de estar, mientras daba vueltas el vinilo como si en el recorrido le fuera dibujando los anillos en el interior del tronco; y es que recuerdo ir conduciendo y cantar los dos acompasados las líneas de los coros en "I Found You": "travel a long way" (...) "took a long time", antes de que la canción rompa y mirarnos luego con una sonrisa compartida y al unísono aullar ese "ha" que da paso al subidón (que después de dieciocho años juntos, momentos como esos contestan a cualquier por qué); y es que era oír el comienzo de "I Ain't the Same" cuando el trabajo me hundía y resurgir con convicción; y es que pensaba en malabares y funambulistas con "Heartbreaker"; y es que cuando alguien está triste y yo pretendo ayudarle, parece que la fuerza siempre venga de la voz Brittany Howard quebrando el "You Ain't Alone".
Porque el disco, a mí me lo parece, es una colección de canciones redondas, todas con una fuerte personalidad, elevadas por una voz que encandila, una guitarra que dibuja retratos muy singulares, música de raíz que parece abandonarte en un mundo de emociones donde puedes disipar las tuyas, compartirlas, depurarlas. Y con esto no te he dicho qué música hacen, si querías saberlo, porque es mejor que lo descubras tú.
Así que, ahora también, cuando no sabemos qué poner pero queremos poner música, siempre es una buena opción elegir a los Alabama Shakes, volviendo a ese Boys & Girls que, sin inmutarse, sin doble tirabuzones ni ungüentos mágicos, suele hacer que seamos más felices, que se deslice la preocupación por el olvido y sigamos tarareando hacia adelante.
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