Paniks


Qué expectación. Eso sí: al final, como siempre, casi había más gente fuera que dentro. Pero qué ganas: un año esperando. Lo dijo Rioja, como sin interés: "Hace un año intenté venir aquí..." Ni terminó la frase, lo hago yo: y llegó un año después. Ya sabemos todos lo que pasó, y si no, repasa lo que escribimos un año antes por estas fechas. Un año es muy largo pero hemos sabido esperar, igual que seguimos esperando, y seguiremos, que vuelvan a grabar. En un año, han añadido alguna canción; Rioja se ha repuesto; a Patxi le ha crecido el pelo y una cinta en el flequillo, que parecía un indio de los que le hinchaban las pelotas a William Holden; le ha dado también tiempo a ostiarse con la bici, que de ahí la cinta; David ha perdido el contrabajo pero ha encontrado un bajo eléctrico; y, sobre todo, ya no está Zebu (ooooooh, sniff sniff, ooooooh), pero bueno, está Cobos, que superó la prueba con nota, encontrando siempre el camino cuando se perdía, haciendo requiebros para darle un trago al chupito, y dejando el hueco lleno y sin que se note. Rioja, que prácticamente solo dijo estas dos frases, para qué más, lo explicó muy bien: "Bueno, para haber ensayado dos veces no está mal".

Y no podía estar mal cuando arrancas, así, de sopetón, con "Jony", "Shot Gun Blast", "Avispa" y "Maribel". Por el medio, te sueltas alguna nueva, "Colecciono huesos", "Black Music Voodoo", "El baile del Karramarro" o "Los valientes andan solos". Y, para terminar, "Voy a coger ese tren", donde el Rioja se sale y nadie le puede seguir, y "Alvarez Kelly". No fueron solo esas. Pero hubiera sido suficiente. Sí, tocaron la de Dead Moon, y, sobre todo, se salieron con la nueva versión que hacen de Reigning Sound, una "Drowning" que bordan, se la roban a los originales, y si alguien lo nota, seguro que no le importa, porque pagaría por ver así al Patxeko, con los brazos cruzados, sufriendo en el ritmo final. En serio, una canción perfecta que parece hecha por los que la hicieron pero como si la hubieran hecho para estos.

Estábamos en El Cuervo, por cierto, que hay que decirlo, claro. Hubo bolo a pesar del día anterior, menos mal. Patxi se cargó una baqueta, que la miraba y la enseñaba como si se confirmara algún secreto ancestral. Corrigió a Rioja cuando entraba antes: "¡Entramos a la vez!". Y le indicó a Cobos por donde tenía que ir cuando pedía socorro: "Tranquilo, la voz te lleva". Él era el que jugaba en casa, llevaba una camiseta de thrashcore, y, encima, luego curraba. Pero tenía razón: tranquilos, la voz te lleva. Déjate llevar. Es como una puta cueva, y resuena con un misterio inaudito. Ya me he puesto espléndido, pero qué quieres que le haga. A mí me pasa: si te metes dentro, créeme, te va a importar una mierda encontrar la salida y volver a ver la luz. La luz está ahí. Y, de vez en cuando, ellos están aquí, con nosotros. Puede que pase un año, pero nada puede acabar con los Paniks, ni ellos mismos. En realidad, son como Jack Burns: odian las vallas, aunque alguno de ellos se las coma, y tiran para el monte. Como diría el otro, el ganadero Álvarez Kelly: "Dios me libre de los hombres rectos".


Posdata: Thanks, Sugar, por la foto. 

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