Negracalavera



Eh... pues esto: abrieron con "Saltar del tren", versionearon bandas escandinavas, atrajeron a vecinos de la capital que cogieron el metro para venirse al extrarradio, y anunciaron que habían llegado a Barakaldo para desalojar a Porco Bravo del trono del rock and roll. Porcos había en el público. Uno casi se vuelve loco con la versión de los Hellacopters. Este y yo discutimos con amor: yo decía una cosa, él decía Motociclón. Da igual, los parecidos no sirven ni para hacer un retrato robot. Godot, espérame que voy, de esto estaba hablando: Negracalavera en fiestas de Barakaldo, bar Mendigo, y te lo digo ya, esto va a acabar conmigo en el hospital.

Mucha caña y actitud desde la primera, con pedaleras dándole wah wah, un batería que le sacude que da gusto, mucho mucho bajo, que mola, y un frontman que nunca abandona la delantera. Esa primera canción que mencionábamos se abre con ráfagas y explosiones y ya sabes por dónde va a ir la guerra, que la tienen, como los Gluecifer, a los que se parecen, claro, tanto como a otros que hacen lo mismo que ellos. Ese rock and roll bien apelmazado, donde los instrumentos se acoplan como si fueran un ejército colérico en posición de ataque. Un guitarrista, así te lo explico, vestía camiseta de los Danzig. El otro, en la esquina contraria, de los Stray Cats. No hay tantos kilómetros de Lodi a Massapequa, pero música y rock and roll, anda que no entra y se complica si recorres el camino entre esas dos bandas. Pues algo se aprecia en Negracalavera, que no todo es high energy y vuelta con los nórdicos, que hace mucho calor ya, joder, para estar usando edredón. "Hasta la muerte" les quedó de colofón, y no era la última. Porque acabaron pidiendo ellos que pidiéramos nosotros el bis y así nos deleitaron con el "Lágrimas" de Obligaciones, ya con peña cerca del estrado y arrebatándose. Seguida, cosieron el himno que presenta a la banda, una "Negracalavera" que ejerce de bala final y la lanza con precisión al parietal.

Antes que eso, por el medio, quedó lo que ya hemos intentado explicar sin éxito: rock and roll de alta gradación, sin colorantes ni conservantes, estribillos rugientes, distorsión por vena y mucha actitud. La primera vez les vimos con otro batería, que ya van cumpliendo con la media de substituciones, pero el nuevo aporrea con tino y se le ve bien conjuntado con un bajista que en directo tuvo la misma presencia que en el disco, otro acierto. Entre los dos y el resto, dos guitarristas de distinta tonalidad que se ensamblan bien y el elocuente y resistente Txemi Bugatti al parlamento, triunfaron y ya no quedan más cojones que votarles en las próximas elecciones.

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