Ian Mason



Sé que la vi. Hace tiempo. Recuerdo el sitio, el momento: yo tenía veinte años, quizás, pasando la Navidad en un pueblo de la meseta castellana. No me preguntes por qué estaba en una casa abandonada, donde había un sofá de skay y un televisor de tubo. Recuerdo estar tieso sobre el asiento, mientras alguien se morreaba con alguien justo a mi lado, muy ochentas y muy de pueblo, pero yo no podía quitar la vista de la pantalla del televisor porque el tío de los pelos con el jersey amarillo se estaba metiendo en mi cerebro y aún hoy aparece en mis sueños invocando no recuerdo muy bien el qué. The Wicker Man, 1973. Si no me confundo, Ian Mason cerró ayer su concierto cantando "Gentle Johnny" de Paul Giovanni, canción que pertenece a la banda sonora de la película que, según confesó de refilón el propio Mason, es su película preferida. Y ahora que leo lo que acabo de escribir, me doy cuenta de que es una chapa y suena pretencioso, pero no sabía por dónde empezar y me ha costado tanto arrancar que paso de empezar de nuevo. Total, ya me lo ha dicho un frontman del lugar, que redacto muy bien pero que él nunca llega al final de mis entradas. 
Justo antes de esta última canción, Ian Mason, y voy de atrás hacia adelante, se marcó otra versión a dúo con su chica Leire, que, a pesar de los acoples del micrófono, sonó tan sugerente y acogedora como el resto del concierto. La canción era un acierto seguro, porque "Wayfaring Stranger" le sienta bien a todo el mundo y a esta pareja les quedó de lazo y para regalo. Johnny Cash la cantaba y la asociación con el de Arkansas es la primera que te viene a la cabeza cuando ves en directo a este cantautor que se define como dark folk, o algo así. Jon B lo pulió diciendo, después del concierto, que había sonado a algo entre "Johnny Cash y Conan el Bárbaro". Ahí lo dejo. 
Cash, sí, pero también 16 Horsepower, quienes también cantaron "Wayfaring Stranger", y el propio Woven Hand, y Hank Williams y Townes Van Zandt y no sé quién más que rime, además, cuando lo escribo aquí. La voz de baritono recuerda a Stephen Merritt, a Leonard Cohen, a todos los que cantan grave y con la garganta pegada al micrófono. Pero Ian Mason, además, no tiene problema en alejarse y cantar a pleno pulmón, porque probablemente tenga una de las voces más poderosas e hipnóticas de los alrededores, algo que ya ha demostrado en The Wizards, con quienes ya le había visto en directo, pero también lleva tiempo haciéndolo en solitario, aunque yo no me hubiera enterado hasta ayer. Tiene, además, un mundo particular que traslada en las letras de las canciones y que a mí me queda un poco ajeno, pero colabora para que, después de verlo en directo, te quede la sensación de haber estado delante de un tío que conoce perfectamente sus virtudes y defectos, lo que quiere decir (o cantar) y cómo quiere hacerlo: el eco del micrófono, el volumen de la guitarra, el matiz sombrío o el equilibrismo de los estribillos, que es capaz de cantar el mismo como si estuviera susurrándole a la almohada y una estrofa más tarde como si estuviera gritando mientras cae al vacío desde lo alto de un rascacielos. 
Con bandana a lo Willie Nelson y un eco del desierto, Mason abrió y cerró con coros implorantes y, en el interín, se marcó un concierto de los que ganan adeptos, porque, entre otras cosas, por aquí nadie hace lo que hace él haciéndolo como lo hace él, con un espíritu universal y un tono personal que reivindican aún más lo que es evidente, que tiene arte en las cuerdas vocales pero algo más que supongo que es eso que llaman folk o música en general, algo intangible y espiritual que seguro que él sabe explicar mejor que yo porque, para mí, es un misterio que debería resolver el sargento Howie.  

Posdata: La foto se la robo a Javi Romero. No es muy buena, pero peor es la mía, que no tengo. El título os lo explico rápido: llevo diez minutos mirando la pantalla del ordenador. He mirado hasta las citas de Wicker Man en el Imdb a ver si se me ocurría algo ingenioso. Pero nada, hoy no es mi día. Por eso, de título, pongo Ian Mason y dejo la inspiración para otra ocasión.

Comentarios