Valencias, talentos y tarantos



Igual que cada elemento tiene distintas valencias (químicas) también los hay con distintos talentos (físicos). Yo no poseo ninguno, ni de lo uno ni de lo otro, pero sé que las valencias del plomo son 2 y 4. Porque lo he mirado en la wikipedia para que así el título de esta entrada tuviera sentido. El talento no lo he mirado porque no lo veo ni de lejos, soy miope cuando está a distancia, astigmático cuando se acerca y presbícico cuando pasa el tiempo y sigo sin ver mi talento y me canso, pero eso no me pasa con el talento de los demás, que parece que lo veo mejor que la famosa viga, y qué lo digas, pero no me refiero aquí a la resistencia a la corrosión del plomo, si no a la música de Los Plomos, cuyos talentos están claros, y tienen varios, tantos como tarantos se cantan en Almería, el orgullo y el querer, se pelean en mi mente, una guerra sin cuartel, donde no existe la muerte, solo existe una mujer. Y olé. Ozú.
Ozú Tour 2016. Los Plomos, El Tubo, Barakaldo. Sí, aunque parezca que no, de eso estábamos hablando.
No hablábamos ni de química ni de flamenco ni de talentos propios, pero, en realidad, sí que lo hacemos. Porque, veamos, a Los Plomos les viene bien el nombre porque tienen química. O, al menos, eso parece en directo. Visto desde atrás, a veces, parecen una cuádriga romana tirada por dos asturcones que se enfrentan a una horda de alanos. Y es que me tragué el concierto viéndole los cuartos traseros a cantante y saxofonista y parecía, en ocasiones, que estaban cantándole al Mar Rojo para dividirlo en dos. El plomo, además, se encuentra en la galena, y el taranto nació en las minas de las Alpujarras, dicen, así que Los Plomos también vienen de la raíz mineral, y su flamenco es de un palo que no sale en el árbol genealógico del cante porque tiene poco que ver con la Niña de los Peines y más con la del exorcista. Por último, de talento siempre hablamos, no del mío, que brilla por su ausencia pero sí del de otros, que lo vemos bien, como la famosa paja. 
La primera vez que vi en directo a Los Plomos prometí que la próxima hablaba de música. ¿Cómo hacerlo? ¿Qué coño es música? ¿Compás, ritmos, distorsión, entonación, estribillos y solos de saxofón? Yo de todo eso entiendo lo justo para hacerme el entendido y pretenderlo. En su mayor parte, para mí la música es una experiencia fisiológica, emocional, etérea y figurativa. Iba a decir metafísica, pero hoy estábamos con la química, y no quiero bronca entre las ciencias. Desde que los vi por primera vez, Los Plomos han crecido, o esa sensación me dio. Ya no son todas las canciones como un aviso, un subidón, beberte un chupito de wasabi sin respirar. Ahora hay coros trenzados que parecen ritos de apareamiento, y canciones más oscuras, largas, estructuradas y difíciles de bailar. Siguen teniendo ese talento (uno de ellos) para coger un ritmo y esprimirlo hasta que te trepana el cerebro y se apodera de tus biorritmos sin que tan siquiera haya empezado a coger forma. Así empezaron con un "Gran Slam" que dedicaron al Clan Pujol y a Rafa Nadal, otro de sus muchos (talentos) colocar su música en un universo popular lleno de humor que más que trivializar la música, la hace más incisiva. Si hay otro grupo que sea capaz de dedicar mejor sus canciones, que venga Eddie y me libere de una vez de mi eterna depresión adolescente (guiño a los apandadores hosteleros y la música que pinchan antes y después de los conciertos). "Zapato", "Ozú", "Melanina" e "Iñigo", en otro orden, sonaron como armas de perforación sarcástica que se disfrazan de canciones para darle una patada a la puerta de tu conciencia y obligarte a levitar, divagar, disiparte, entregarte y todos esos verbos que puedas imaginarte como un ensayo del paseo abisal al próximo nivel de consciencia. ¿Qué? El corazón se me parte, cuando pienso en tus partías, y cuando te tengo delante, to lo malo se me olvía
Me lo ha dicho uno: que siempre ando dorando píldoras. Y será que tiene razón. Pero, en este caso, difícil evitarlo, cuando sufro de saturnismo. Y si no sabes qué es, lo buscas como yo, en la wikipedia o en la música que escuchan los supervivientes de un accidente áereo. 
Prometo: la próxima vez que vea a Los Plomos, hablo de música. O no, mejor de ciencia... infusa.

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