Ni lo mejor ni lo peor, sino todo lo contrario, de 2013



Que sí, si es que es más de lo mismo. A pocos días de que se vaya el 2013, si me preguntas ahora, o luego, te digo que yo mismo tiro de la cadena y que se vaya por el retrete. No soy muy amigo de ponerme a mirar pa'trás, pero lo hago, como todo el mundo, y me da vértigo, claro. Tampoco ha sido un año tan malo, estoy seguro. Seguro que si me pongo moñas, me pongo gafas, y me pongo serio, echo un vistazo al retrovisor y veo tantas cosas que placen como las que me han obligado a maldecirlo. Eso de los annus horribilis solo existe en las familias reales, porque la turba no sabemos latín, ni falta que nos hace.
El caso es que, en esto de la música, es temporada de setas, algunas alucinógenas (y alucinantes), la mayoría pedo de lobo, la verdad. Es temporada de listas de lo mejor de y lo peor de y de sentirse viejo, no por el recuento, si no porque me pone nervioso la poca capacidad de retentiva que tengo. No recuerdo lo que he escuchado, no sé en qué año se publicó, ya no sé si los conciertos los vi este año o hace dos. ¿A vosotros no os pasa eso? Y ves todo ese esfuerzo enciclopédico de las revistas especializadas, los programas radiofónicos y los expertos verborréicos y un pelín de envidia ya dan, que uno no es capaz ni de recordar los títulos de los álbumes. Quizás también es porque, al fin y al cabo, he escuchado más a The Remains, The Dream Syndicate, The Ruts, Neil Young o Fugazi (por poner cuatro, que ha habido más y de otros palos) que a los que han tenido la fortuna de publicar disco en el año primero según Bárcenas.
En fin, a lo que vamos, que vamos a un lugar oscuro y poco aireado: que, al final, he hecho el esfuerzo. Y aunque miento los grupos y sus discos, porque alguno cae, y aunque es de manera caprichosa, porque ha habido más y mejores (pero no me iba a poner a remontar más de trescientos días), ésta es mi lista de los diez mejores momentos musicales del año 2013. Por supuesto, no es una lista cualitativa de publicaciones, no hablo solo de discos, no es nada que haya recapacitado ni pensado en profundidad, no tiene criterio, es subjetivo, es personal, es absurdo y caótico. Pero es un acorde más en la escala musical de esta sinfonía bloguera. Ahí va:

1. Meeting Mike Farris
Esto no va por orden, pero podría estar en el primer puesto si fuera así, sí. No recuerdo en qué cayó, ni quién calló, pero mereció la pena todo el día, desde la mañana hasta la noche, y eso que lo empecé enfermo y lo terminé peor, pero feliz. El dueto Farris-Perru aún permanece como un documento de incalculable valor en mi teléfono móvil, lástima que sea tan jodidamente torpe que no consigo sacarlo de ahí.
2. A hundred miles
O 160 metros, si haces la conversión. Se podrá hacer mejor o peor, pero cualquier proyecto que intente reclamar la atención que merece la música popular como agente social con relevancia cultural, sin ombliguismos ni paternalismos, merece un puesto entre lo mejor del año. Además, yo creo que está bien hecho. Así que, como dicen los anglófonos, ya que he usado su lengua para decorar la lista, un "must": 160 metros, una historia del rock en Bizkaia.
3. Comeback Band of the Year
Uno de los grandes momentos del año fue tener la oportunidad de poder ver, de nuevo, en directo, a los Paniks. Con nuevo y barbado y diestro guitarrista, no fue una si no dos las veces que pudimos verles sobre la tarima y ambas merecieron la pena y les ganaron un puesto en esta sospechosa lista.
4. North by Northeast
Ya lo conté en su día, orgía de conciertos en fiestas del pueblo. Conciertos de los que no salen en los libros ni en las listas de lo mejor de, excepto en ésta. Nuevamente, un hooray!! para los culpables, los dueños de los bares, en especial, mención sin parangón para El Tubo y sus dos apandadores, el Cuervo y el Rock eta Golak. Gil Rose, Los Dalton, Miopía, The Erasers, 4 Tragos, Putakaska, Doctor Maha's Miracle Tonic y unos cuantos más que hicieron que la fiesta empezara temprano y a buen ritmo.
5. Fuck Food, Fuck Green, Rock Save Vitoria-Gasteiz!!
Se está convirtiendo en tradición y con el tiempo gana más que el vino. Sobre todo, cuando lo comparas con otros festivales que visten ropa de marca y fulares al cuello. Ni capital gastronómica, ni jrin kapital, ni leches, por unos días, el Azkena Rock Festival convierte a la ciudad donde se hace la ley en capital del rock and roll y el par de días en que te olvidas de todo lo demás son como un remanso de paz en el que hacer cuernos es como un grito de alivio eterno. Este año, el año en que Modest Mouse nos dejaron con las ganas y los Smashing Pumpkins con las ganas de no haber ido, triunfaron Los Enemigos, Sex Museum y The Black Crowes. Por supuesto, los mejores momentos tampoco tuvieron mucho que ver con el festival: paseos en furgoneta, invitados en la ducha, festín al sol con godello de regadío y mini-conciertos para llevar en las mañanas apacibles de los parques públicos.
6. Reading'Bout Music
Los pocos libros que leí este año sobre música fueron buenos. Postales negras de Dean Wareham, Barakaldo Revienta de Gotzon Hermosilla, Blind Singer Joe's Blues de Robert Love Taylor, La magnitud del desastre de Oriol Llopis y un Cajas de música difíciles de parar de Carlos Prieto que, por cierto, me he leído dos veces. No sé si todos, alguno o ninguno de ellos fue publicado en 2013, pero yo los leí durante un año en el que, sin calcularle el contenido musical, lo mejor que he leído (si me apuras, igual ninguno es de este año) ha sido el Freedom de Jonathan Franzen, Intemperie de Jesús Carrasco, The Lonely Polygamist de Brady Udall, Lean on Pete de Willy Vlautin, ¿Eres mi madre? de Alison Bechdel o The Toughest Indian in the World de Sherman Alexie, que recuerde ahora, y, sin duda, la mayor alegría comercial (y más merecida) ha sido el éxito editorial de Yo fuí a EGB, resultado en papel de la aventura digital de Javier Ikaz y Jorge Díaz que, ya he dicho que se lo merecían, pero es que rima con el apellido de Jorge.
7. Cyclonebike Will Never Die
Motociclón anunció que decía adiós y para celebrarlo, el 1 de Junio la gira llegó a Bilbao en un concierto compartido con sus colegas de Porco Bravo. No sé si estuvimos invitados, pero si no fue así, colarse en la fiesta fue una gran idea. 
8.The Yest of the Bear
Sin ton ni son, no son todos los que son, pero estos son algunos de los discos de 2013 que sí he oído y que sí he disfrutado: I See Seaweed de The Drones, Todo roto de Wau y los Arrrghs, Healing the Soul de The Riff Truckers, León Benavente de León Benavente, Dualize de LA, Troube Will Find Me de The National, Pequeños trastornos sin importancia de Julio de la Rosa, Eurie de Belako, You Were Right de Brendan Benson, Death Letter Jubilee de The Delta Saints, Pokey LaFarge de Pokey LaFarge, De palmas y cacería de Pony Bravo, Once de Last Fair Deal... Sí, me he encargado a conciencia de que ni Arctic Monkeys, ni Arcade Fire, ni David Bowie, ni Daft Punk estuvieran en la lista, no sé por qué.
9.  Who's...
... Willis Drummond, anyway? Pues no lo sé, pero los conciertos de estos tíos merecen la pena y se han llevado, ahora que está de moda este tipo de trofeos, la Pedalera de Oro al mejor del año. El Micro de Oro al grupo que más hemos visto en directo, no podía ser de otra manera (más aún con el letargo que tanto sufrimos de Atom Rhumba) se lo llevan unos Porco Bravo a los que no les damos la Pedalera por cambiar un poco, pero podrían habérsela llevado, igual que unos Doctor Maha's Miracle Tonic a los que hemos visto por la mañana en las afueras de un estadio de fútbol, por las noches junto a una txozna, en escenarios como dios manda, en el vestíbulo de unas viejas escuelas de un barrio obrero y no sé en cuántos más sitios. En la variedad está el susto, por guspuesto.
10. Rest in Peace
También la de Manolo Escobar, claro, pero lo peor del año ha sido tener que decirle adiós a gente como Lou Reed, Josetxo Ezponda, Ray Manzarek, Jeff Hanneman, JJ Cale, Fernando Argenta, Junior Murvin, Bobby Parker, Bebo Valdés, Clive Burr... Y, por supuesto, aunque no fueran músicos, James Gandolfini o José Luis Sampedro por mencionar a alguno más. Y hay más cosas tristes que nos ha dejado el 2013, como los bares que cierran, los conciertos que no se hacen, los discos que no he oído, la música en televisión o que, ahora, para tocar en las calles de Madrid haya que pasar un examen.Tiene coña la cosa. Pero no quiero terminar con desgracias, así que, digamos, que lo más gracioso del año, para uno que no tiene mucho sentido del humor (según tú) han sido los Obituarios de Chichinabo de Joaquín Reyes y, ya que lo menciono, también la reciente pérdida de la virginidad de Enjuto Mojamuto (esto me lo han contado, entre risas que merecían un puesto aquí, porque yo aún no lo he visto). 

Y cierro con un vídeo, y como en la lista puse el Once de Last Fair Deal, que he disfrutado a última hora del año y por el bandcamp, pongámosle la rúbrica a esta entrada con el vídeo que se curraron para la canción "Nobody", que, si no me equivoco, es la segunda de su reciénsacadodelhorno nuevo disco. Y con esto y un bizcocho (relleno de ron y pasas) hasta el año 2014, que volveremos con más desorden y menos propiedad. ¡A seguir en la clandestinidad!


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