me la suda me da igual


 Jode tener que esperar el metro media hora, pero te da tiempo para buscar argumentos. Y ella encontró un argumento demoledor: con su último disco, hemos visto a los Porco Bravo como siete u ocho veces en directo. 

Eso, en principio, debería afectar a nuestra capacidad psicomotriz. Te pongo ejemplos. El otro día estaba leyendo una novela cualquiera y decía algo así como: "y él la miró de manera lasciva". En mi cerebro, algo se encendió: "se ve cual es tú papel", murmuré sin querer. Y la tía que tenía enfrente en el metro, se asustó. Otro ejemplo: tengo este rollo del curro y nos estamos fumando un cigarro en el patio y la compañera echa pestes de otro compañero y yo le digo que sí a todo. Luego le insisto, que me da igual, yo a lo mío. "Que haga lo que quiera", le repito. Y ella insiste, que si esto que si lo otro. Así que, al final, cantándolo y todo, la miro a los ojos y concluyo: "me la suda, me da igual".  Más: que estuve el otro día almorzando en un bar con una cabeza de jabalí disecada como decoración y tuve que agarrarme a la barra para resistirme a las ganas de agarrarla por el cuello, la cabeza, digo, y lanzarla de una patada al comedor del bar. Que entro al Dia y cuando veo el Lío en la cola me dan ganas de gritar: ¡Estáis cachondas!

Siete u ocho veces. Empezando por el yugo y terminando por la bengala. 

Y nuestras siete u ocho veces no son récord. Haberlos haylos que nos superan. Y preguntémosles a ellos, seguro que multiplican por cuatro para calcular los que nosotros no hemos visto. Argumentos abrumadores. 

Los Porco necesitan un descanso. Bajarse del escenario, entrar en el estudio, volver con más fuerza y más canciones. 

A) Eso te lo digo yo que de música entiendo lo que entiendo de raices cuadradas: que es muy difícil.
B) Por la razón que doy en A), los Porco harán bien en pasar de mí y hacer lo que les plazca. 
C) El otro día iba corriendo y vi un berenjenal, quise meterme, pero me caí en una acequia.

Ahora, en serio, si es que puedo. Mi poco criterio musical me da para considerar que en este último año el progreso de los Porco Bravo ha sido mayúsculo. Su directo ya era sugestivo antes del disco, pero el buen puñado de canciones que reunieron en Grooo!!! no hizo si no mejorar la manera de resolverlas ante el público. Se fue notando que, con el paso de los conciertos, siete u ocho, recuerda, los de Barakaldo se apoderaban de sus propias canciones para ensancharlas, complicarlas y hacerlas aún más efectivas. Ahora las dominan. Llegados a este punto, es la opinión de este donante de cerebro que más canciones no solo supondrían un repertorio más largo, si no que acabaría por colocar a las de ahora en su próximo nivel: capaces de encontrar su hueco entre otras que llegan para quitárselo. 

Dicho lo dicho, queda algo más por decir. Porque dicho lo dicho, parece que acabé descontento este sábado con el concierto en el que telonearon a Handsome Dick Manitoba y los suyos. Y no es así. Si todo lo de arriba parece crítica, habría que ser gilipollas para criticar un concierto redondo, efectivo y contundente. Habría que ser gilipollas para no reaccionar ante los cabezazos que daba Dean Rispler mientras seguía los guitarrazos de Asier Domínguez. Habría que ser gilipollas para no recordar a esos tres extranjeros algo extraviados que llegaron cuando aún no se habían encendido los marshalls, los perdí de vista, y los encontré de nuevo con los ojos excitados y sonrientes después de haber hecho de costaleros en las procesiones sacrílegas de Manu El Gallego. Habría que ser gilipollas para no coronar al primer grupo que ha tenido los cojones de surfear en el Antzokia. Surfear: mantenerse en equilibrio encima de una tabla especial que se desplaza sobre la cresta de las olas. Quita las olas y ponle público. Si lo hace el Jagger ya estaría actualizada la Wikipedia. Habría que ser gilipollas para desmerecer lo que otras veces hemos alabado. 

Después de ellos, Dean Rispler habló en euskera, Ross the Boss me acaloró el brío cuando puso la guitarra tiesa y escuché a Handsome Dick mientras, una vez más, bordaba su papel de predicador del rock and roll... y del Bronx. Para cuando estos tíos grabaron Go Girl Crazy! yo aún no había nacido, y más de treinta años después, se suben ahí y, abajo, yo parezco veinte años más viejo que ellos.

Para muchos de los que lean esto (es un eufemismo) que le dedique casi una decena de párrafos a unos, y solo un par de líneas a The Dictators (como encima lo lea Andy Shernoff, me monta un pleito), es como que gane el Real Madrid la Champions con tres goles de Cristiano Ronaldo y abra el Marca en portada con el empate del Athletic en partido amistoso contra la Cultural de Durango.

¿Sí? 

Me la suda, me da igual.

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