Reigning Sound

Greg Cartwright no nació ayer, ni tan siquiera antesdeayer. De hecho, nació hace ya cuarenta años, coño, y en el coño del mundo, y perdón por la expresión, pero es la ciudad más preñada de música del Mundo, o, al menos, de rock and roll: Memphis, Tennessee. Así que Cartwright salió lo que salió: músico. Se hizo famoso siendo un poco más punky de lo que es ahora. Se cambió el apellido para tomar el de su grupo, The Oblivians, y consiguió ser favorito de los suecos The Hives, si es que eso es un valor en sí mismo. Pero Cartwright tenía muchas más canciones en su cabeza, y cuando ya no entraban en el reducido espectro de los Oblivians o de los Compulsive Gamblers, se inventó a Reigning Sound, y tampoco se los inventó a ayer, ni tan siquiera antesdeayer, aunque huelan a eso, y a cosas que se hacían antes de que naciera hace ya 40 años, coño. Greg Cartwright, nada que ver, digo yo, con Los Cartwright de Virginia City en Bonanza ni con el fiel escudero de Michael Jordan, Bill Cartwright, también ha colaborado con lo más granado de su circulo: desde Jay Reatard (también a la inversa) hasta el grupo (The Parting Gifts) que ha formado junto con Patrick Keeler (The Raconteurs) y CoCo Hames (The Ettes), pasando por Detroit Cobras, Deadly Snakes o Black Keys, adjetivo más sustantivo.
Yo quería proponer "If I Can´t Come Back" o "Dangerous Game" de su último disco sobre el amor maldito, o las maldiciones del amor, o el amor y sus maldiciones, o maldito amor o lo que quiera el fantasma de Pablo Neruda. Sin embargo, no hay videos que colgar, y, como soy estúpido, propongo "Debris", de la que cuelgo una versión en directo, con no muy buen sonido y muchas cabezas que alejan el escenario, pero a mí aún me obliga a mover los pies. Love and Curse tiene bastantes medios tiempos y un olor a clásico que es culpa de la voz de Cartwright y de su amor por las melodías y el ritmo frenético. No es una mala opción para lo poco que queda de verano. Yo me lo pongo por la mañana cuando me tengo que levantar a sacar al perro, es lo que tiene el rock, que hasta con legañas y viendo mear a un chucho se puede tener actitud... Ya. Pues eso.

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