M. Ward

He oído como unas mil veces la canción de Vincent O'Brien. Y lo mejor de todo es que cada vez que la escucho descubro algo nuevo. Ya no me acuerdo si fue Chinese Translation o Sad Sad Song la canción que utilicé en una ocasión en clase. Ya he hablado aquí de su magnífico dúo con Zooey Deschanel pero solo puse la foto de la última. Primero, porque es mucho más guapa y, segundo, porque esperaba dedicarle una entrada solo a él. También conté en otra entrada que solía intentar que cada vez que conducía en dirección al downtown de Omaha, Nebraska, sonara una de sus canciones, pero creo que me confundía con Matt Sharp, del que no he vuelto a saber nada, excepto que intentaba revivir a The Rentals. Por último, creo que también he contado en este blog que me encantaba la escena en la que Lou Taylor Pucci, o Mercer en la película, aprovechaba que el propio M. Ward, o Jayson en la película, le había prestado su camiseta de currante de gasolinera (precioso el local en el que ensayan, algo parecido a la vieja cabina de la atracción de feria que Ethan Hawke, River Phoenix y Jason Presson usaban para viajar al espacio exterior, pero de plástico, gigantesca y varada en un pequeño bosque) para robar un coche y largarse de Eugene, Oregon, mientras Vincent O'Brien suena para mover las ruedas del coche. Vincent O'Brien, por cierto, creo que fue un amigo de Ward que falleció. Hace unas semanas Ward ha publicado un nuevo disco, Hold Time. Yo ya tengo mi preferida: Never Had Nobody Like You (Zooey, Zooey) y es la que propongo, pero me quedo con cualquiera del disco, con sus distintos tempos, con sus historias dispares, con sus exquisitos, minúsculos, elegantes arreglos, con el eco infinito de la guitarra y la voz de Ward descubriendo que el mundo es infinito y el eco reverbera y nos lleva tan lejos si cerramos los ojos que quizás nunca volvamos. Un poco exagerado y discutiblemente poético, pero yo, más o menos, he entendido lo que quería decir. ¿Qué tiene Ward que no tengan Chesnutt, Oberst, Bird, Iver, Case... on incluso Van Zandt, Dylan o Fahey? Quizás nada. Probablemente, nada. Pero la música consigue que a veces descubras que lo que no comprendes es bello y sobrecogedor. Yo no sé por qué disfruto tanto de cómo sube la energía con una guitarra, una batería serena pero sacudida y unas palmas que aparecen de la nada en Stars of Leo, pero sigo la voz de Ward con los ojos cerrados hasta que me lleva a la orilla del mar y entonces el mar se embravece y me hunde hasta descubrir un mundo submarino de sirenas y peces multicolores. Nuevamente, exagerado y discutiblemente poético, pero... no sé por qué, pero esta es una de las pequeñas cosas que llamamos cosas por no robar la magia y que hacen que la vida merezca la pena: dale el play, escúchale y húndete.
Abusaré de youtube antes de despedirme: os dejo una versión distinta que hizo de Vincent O'Brien para un programa de televisión, la canción que proponía y que no es más que el audio y el comienzo de The Go-Getter para que veais como Mercer roba el coche y comienza su viaje para intentar resolver su problema con Huckleberry Finn.


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